El tiburón peregrino (Cetorhinus
maximus) es una especie de elasmobranquio lamniforme de la familia
Cetorhinidae.2 Es el segundo pez más grande del mundo y alcanza los 10 metros
de longitud y las cuatro toneladas de peso.2 Aunque su silueta recuerda a la de
un tiburón cazador, con forma hidrodinámica y hocico agudo, se alimenta
filtrando el agua. Nada con la boca abierta hasta hacerla redonda y filtra el
agua a través de unas inmensas branquias. Se mueve muy lentamente.
Divisados a menudo cerca de las
costas, los peregrinos son un objetivo frecuente de los ecoturistas, pues son
vistos comúnmente en la superficie y además son muy tolerantes con la presencia
de humanos, por lo que éstos van al encuentro de aquéllos en un corto viaje en
bote. Al igual que varias especies de tiburones, los peregrinos, especialmente
por los factores anteriormente citados, han sido objeto de una intensa caza por
parte de pescadores. Su enorme tamaño los convirtió en el pasado en animales
altamente rentables para los barcos de pesca comercial; tan sólo uno de ellos
puede generar hasta una tonelada de carne y 400 litros de aceite, y su hígado,
rico en vitaminas, puede representar hasta el 25% del peso total del animal.
Por su gran persecución y explotación en el pasado, los tiburones peregrinos
están ahora protegidos por ley en la mayoría de los países.
Anatomía y apariencia
Anatomía y apariencia
El tiburón peregrino es uno de los
mayores peces conocidos, ocupando el segundo lugar en tamaño tras el tiburón
ballena. El mayor espécimen medido con exactitud fue atrapado en una red en la
Bahía de Fundy, Canadá, en 1851. Tenía una longitud total de 12,27 m y pesaba
aproximadamente 9 toneladas. Existen noticias en Noruega del avistamiento de
tres tiburones peregrinos en torno a los 12 m de longitud, pero deben ser
considerados ejemplares dudosos dado que en la misma zona nunca han sido
capturados ejemplares de tan gran tamaño. Normalmente, el tiburón peregrino
suele medir una longitud entre 6 y 8 metros, aunque hay especímenes que
sobrepasan los 10 m o más, pero después de décadas de intensa pesca, los
avistamientos de ejemplares de mayor tamaño son poco frecuentes.
Estos tiburones poseen la típica
forma de cuerpo en huso (lamniformes) y suelen ser confundidos a menudo con los
grandes tiburones blancos. Las dos especies pueden diferenciarse fácilmente
entre sí por la gran boca cavernosa del tiburón peregrino (en los mayores
ejemplares de un diámetro superior a 1 m), abierta casi constantemente mientras
nadan con lentitud, filtrando el plancton del que se alimentan. Poseen largas y
más evidentes fisuras de las agallas, que casi rodean la cabeza, ojos pequeños
y menor promedio de circunferencia de contorno, aunque sí mayor longitud total.
Mientras que los tiburones blancos poseen largas hileras de dientes aserrados,
los de los tiburones peregrinos son mucho más pequeños (5-6 mm) y en forma de
gancho, siendo realmente funcionales sólo las 3 ó 4 filas de la mandibula
superior y las 6 ó 7 hileras de la inferior.
Otra distintiva característica del
tiburón peregrino incluye un gran pedúnculo caudal, piel rugosa de fuerte
textura y una fina capa de mucosa que segregan sobre su piel. Posee un prominente
hocico algo curvo (claramente visible en los especímenes más jóvenes), y una
gran aleta caudal. En los grandes individuos, la aleta dorsal aparece con
frecuencia creando una estela por encima de la superficie.
Su coloración puede ser muy
variable (y probablemente depende de las condiciones de observación y del
estado del animal en sí): comúnmente, presentan dorsalmente un color marrón
oscuro a negro o negro azulado, difuminándose ventralmente en un blanco
grisáceo. Los tiburones suelen tener marcas en la piel, posiblemente por sus
frecuentes encuentros con lampreas y otros tiburones. El hígado del tiburón
peregrino constituye del 20 al 25% de su peso corporal, extendiéndose a todo lo
largo de su cavidad abdominal y se cree que desempeñan un importante papel en
la flotabilidad y la regulación a largo plazo de su almacenamiento de energía.
En las hembras, sólo el ovario derecho parece ser totalmente funcional, lo cual
constituye un rasgo único entre los escualos.
Dieta
El tiburón peregrino es un animal
que se alimenta pasivamente, filtrando zooplancton, peces pequeños e
invertebrados a razón 2.000 toneladas de agua por hora.
A diferencia del tiburón
bocagrande y del tiburón ballena, el tiburón peregrino no parece buscar activamente
su sustento, pero sí poseen grandes bulbos olfatorios que pueden orientarle en
la dirección correcta. A diferencia de otros grandes filtradores de plancton,
su método de alimentación consiste sólo en introducir pasivamente el agua
empujada a través de las branquias cuando nada, mientras que el megamouth o el
tiburón ballena puede absorber directamente el agua a través de sus branquias
siguiendo cursos semipredeterminados.
Reproducción
Los tiburones peregrinos son
ovovivíparos: los embriones se desarrollan de huevos que no salen del interior
del abdomen de la madre, si bien las hembras no poseen placentas. Los fetos se
alimentan de los óvulos no fertilizados en el interior de la madre, un
comportamiento conocido como oofagia. Se cree que la gestación abarca más de un
año (puede incluso que hasta 2 ó 3), desconociéndose con seguridad el número de
fetos que son alumbrados vivos, aunque cuando nacen ya están plenamente
desarrollados, alcanzado de 1,5 a 2 m. de longitud. Sólo existe constancia de
la captura de una hembra embarazada, en cuyo interior fueron descubiertos 6
fetos aún por nacer.
Se cree que el apareamiento se
produce a principios de la estación cálida y el parto a finales del verano,
dada la observación en ambas fechas de intenso movimiento de hembras en las
proximidades de aguas costeras poco profundas.
La llegada al período de madurez
en los tiburones peregrinos no se conoce, pero se cree que es alcanzada entre
los 6 y los 13 años de edad, cuando ya tienen una longitud entre 4,5 y 6 m. La
frecuencia de partos en las hembras también es casi totalmente desconocida,
aunque hay datos que apuntan a que se produce en intervalos que van de 2 a 4
años.
Las aparentemente inútiles hileras
de dientes en las mandíbulas de los peregrinos pueden desempeñar un importante
papel antes del nacimiento, ya que el tiburón se alimenta de óvulos no fertilizados
en el útero, aunque sólo se trata de una especulación por demostrar.
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