ORNITHORHYNCHUS ANATINUS

La extraña apariencia de este
mamífero ponedor de huevos, venenoso, con hocico en forma de pico de pato, cola
de castor y patas de nutria desconcertó a los naturalistas europeos cuando se
lo encontraron por primera vez, llegando incluso a ser considerado por algunos
como una elaborada falsificación. Es uno de los pocos mamíferos venenosos; los
machos tienen un espolón en las patas posteriores que libera un veneno capaz de
producir un dolor intenso a los humanos. Sus características únicas lo
convierten en importante sujeto de estudio en el campo de la biología
evolutiva, así como un símbolo reconocible e icónico de Australia; ha aparecido
como mascota en acontecimientos nacionales y aparece al dorso de la moneda de
20 céntimos australiana. El ornitorrinco es el emblema animal del estado de
Nueva Gales del Sur.
Hasta principios del siglo XX se
lo cazaba por su piel, pero actualmente está protegido en todo su ámbito de
distribución. A pesar que los programas de reproducción en cautividad han
tenido un éxito bastante limitado y que es una especie vulnerable a los efectos
de la contaminación, no se considera que se encuentre bajo amenaza.
Veneno

El veneno parece tener una función
diferente a la del producido por especies no mamíferas; sus efectos no suelen
ser letales, pero son lo bastante potentes como para debilitar seriamente a la
víctima. Puesto que sólo los machos producen veneno y la producción aumenta
durante la época de apareamiento, se teoriza que es utilizado como arma
ofensiva para hacer valer su dominio durante este período.
Electrolocalización
Los monotremas son los únicos
mamíferos de los que se sabe que tienen un sentido de electrorrecepción;
localizan sus presas, en parte, mediante la detección de campos eléctricos
generados por las contracciones musculares de éstas. La electrorrecepción del
ornitorrinco es la más sensible de todos los monotremas.
Los electrorreceptores están
situados en hileras rostrocaudales en la piel del hocico, mientras que los
mecanorreceptores (que detectan el tacto) están distribuidos uniformemente por
el hocico. La zona electrosensible de la corteza cerebral se encuentra en el
área somatosensorial táctil, y algunas células corticales reciben estímulos
tanto de los electrorreceptores como de los mecanorreceptores, lo que sugiere
una asociación estrecha entre los sentidos de electrorrecepción y del tacto.
Tanto los electrorreceptores como los mecanorreceptores del hocico dominan el
mapa somatotópico de su cerebro, del mismo modo que las manos humanas dominan
el mapa del homúnculo cortical de Penfield.
Puede determinar la dirección de
una fuente eléctrica, posiblemente comparando diferencias en la intensidad de
la señal a lo largo de la capa de electrorreceptores. Esto explicaría el
movimiento característico de la cabeza del animal de un lado a otro cuando sale
a cazar. La convergencia cortical de los estímulos electrosensoriales y
táctiles sugieren la existencia de un mecanismo para determinar la distancia de
las presas que, cuando se mueven, emiten tanto señales eléctricas como pulsos
de presión mecánicos, lo que también permitiría calcular la distancia a partir
de la diferencia en el tiempo de llegada de las dos señales.
El ornitorrinco no busca alimento mediante
la vista o el olfato, cierra sus ojos, oídos y nariz cuando se zambulle, y
excava con el hocico en el fondo de riachuelos. Los electrorreceptores de su
hocico detectan los pequeños movimientos de sus presas al distinguir los
objetos animados de los inanimados en esta situación en que los
mecanorreceptores están constantemente estimulados. Las presas generarían
minúsculas corrientes eléctricas con sus contracciones musculares que podrían
ser detectados por sus sensibles electrorreceptores. Se ha demostrado
experimentalmente que el ornitorrinco reacciona ante un «camarón» artificial si
se hace pasar una corriente eléctrica débil a través de él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario